Competitividad: La calidad del ambiente económico e institucional

Competitividad: La calidad del ambiente económico e institucional

La competitividad se define como la calidad del ambiente económico e institucional para el desarrollo de las actividades productivas privadas y el aumento de la productividad. La mejora de la competitividad es esencial para alcanzar tasas elevadas y sustentables de crecimiento económico, siempre que se complemente con políticas dirigidas a aumentar la eficiencia del aparato estatal, mejorar la prestación de servicios sociales y fortalecer los canales de integración con el resto del mundo. El aumento de la competitividad también está estrechamente ligado a la reducción de la pobreza y al medio ambiente, ya que la mejora de la productividad sólo es sustentable si conduce a la preservación de la base de recursos naturales.
De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2003), en relación con la década de los ochenta, en los noventa América Latina logró importantes avances en materia de competitividad, que se reflejaron en un mayor dinamismo de las exportaciones de la mayoría de los países, en el ingreso de capitales de inversión directa que ayudaron a renovar los sectores productivos y en tasas de crecimiento económico mayores que en la década pasada. Sin embargo, estos países siguen enfrentando serios problemas de competitividad.

La Competitividad de Chile
En las clasificaciones internacionales como el Informe de la Competitividad Global (ICG), los países de la región quedan en posiciones muy bajas si se tiene en cuenta sus niveles de ingreso. Solamente Chile, que ocupa el puesto 33 dentro de los 117 países considerados en el más reciente ICM, tiene una posición destacada para su nivel de ingreso.
Chile mantiene supremacía en América Latina pero disminuyen las brechas con algunos países como Perú, México y Brasil. Destaca la solidez macroeconómica, instituciones y desarrollo del mercado financiero. Nos mantenemos a la baja en competitividad.
Los grandes retos que enfrenta la competitividad en Chile son los cuellos de botella: capital humano básico y avanzado (lugar 119 en educación primaria). Asimismo, persisten los problemas en infraestructura, innovación y tecnología.
Un entorno macroeconómico estable es crucial para ampliar el horizonte de la inversión privada y para hacer posible el desarrollo de los mercados financieros y de infraestructura. Por ello, los instrumentos más idóneos para enfrentar las deficiencias de productividad no son los fiscales, financieros o las distorsiones de precios, sino políticas que contribuyan directamente a mejorar las capacidades productivas y tecnológicas de las empresas, que faciliten la interacción entre ellas y que creen un ambiente favorable para la concertación entre el sector privado, el sector público y la academia, pues toda estrategia de competitividad requiere un enfoque integral.

La Región de Arica y Parinacota
Un reciente sondeo realizado por la consultora G. Liaison realizada a empresarios y ejecutivos de empresas de distintos tamaños en la ciudad de Arica reveló que el 60% evalúa positivamente la vinculación entre las empresas y las universidades de la región para el mejoramiento de las capacidades productivas y tecnológicas. Sólo un 10 % rechaza completamente el rol de las universidades en el mejoramiento de la competitividad regional.
Sin embargo, sólo un 30% evalúa favorablemente el involucramiento del Estado en el mejoramiento de la competitividad regional.
Urge, sin embargo, contar con instrumentos que midan con mejor detalle, la competitividad a nivel regional.

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Texto basado en el libro Resiliencia: Cómo construir empresas en contextos de inestabilidad de Ben Schneider.

Sondeo realizado por el equipo de G. Liaison Consultoría, con ejecutivos y empresarios de empresas de distintos tamaños en la ciudad de Arica en el mes de marzo de 2013.