El valor del Emprendimiento y de la Innovación Social en Chile

El valor del Emprendimiento y de la  Innovación Social en Chile

Por Guido Asencio Gallardo.

Por estos tiempos, se ha puesto de moda oír en varios medios de comunicación la invención y materialización de emprendimientos e innovaciones de todo tipo, en su gran mayoría asociados a generar nuevos negocios, nuevas formas de producción, nuevas formas de distribución, nuevas formas de gestión, etc. Sin embargo, en esta oportunidad nos centraremos en dilucidar otro tipo de emprendimientos, relacionados con el aporte que una persona o institución puede hacer a la sociedad, desde sus diferentes esferas, dando  a conocer la especial importancia que Chile le ha dado a instituciones que adoptan este tipo de emprendimiento, denominadas sin fines de lucro, que trascienden, mostrando que sus acciones tienen consecuencias positivas para los demás, especialmente los sectores más desposeídos.

Ciertamente no existe una definición única de lo que es emprendimiento e innovación social, sin embargo muchos autores coinciden con el hecho de que ambos términos se abocan a la generación de necesidades que mejoren la dignidad de las personas, estableciendo cambios en el statu quo, en el establecimiento de nuevos paradigmas, innovando en la forma de beneficiar a otros, para lo cual es necesario generar indicadores mensurables, que demuestren el grado de eficiencia de las iniciativas llevadas a cabo.

Los emprendimientos sociales son aquellos proyectos que realizan entidades u organizaciones con el fin de aportar a la sociedad, dando paso a establecer una economía más social y solidaria.  Si bien es cierto, hay muchas empresas e instituciones que realizan proyectos de emprendimiento social, las entidades que más concentran este tipo de iniciativas, por su naturaleza, son las que no tienen fines de lucro.  En Chile existen más de cien mil organizaciones, dentro de las cuales se pueden encontrar: cooperativas, corporaciones, fundaciones, asociaciones gremiales, mutuales, organizaciones comunitarias, ONGs, entre otras.

Un dato no menos importante lo constituye el estudio comparado del “…sector sin fines de lucro en Chile” del año 2008 auspiciado por la Universidad Johns Hopkins, el cual nos revela que Chile emplea un 2,6% de la población económicamente activa en instituciones sin fines de lucro, representando el primer lugar en Latinoamérica, lo que se puede interpretar como un descubrimiento relevante que demuestra con datos duros, que a los chilenos les interesa involucrarse en actividades del llamado “tercer sector” por lo europeos (Gatica, 2011), donde se pueden encontrar justamente las instituciones que fomentan el emprendimiento e innovación social desde diferentes perspectivas, pero todas con un fin en común de propender al bienestar social.

Para profundizar sobre conceptos involucrados en el emprendimiento y la innovación social, vamos a mencionar definiciones de autores que han ido más allá de un simple análisis al respecto. Podemos citar a Westal (2007), quien introduce el tema del “valor social” asociado a iniciativas que inducen a la reducción de costos de la sociedad para abordar necesidades sociales.  Por su parte Leadbeater (1997) define al “emprendedor social” como una persona que realiza iniciativas que mejoran su entorno, motivado por sus cualidades personales, donde el autor Phills (2008), agrega que es primordial hacer énfasis en el cómo se llega a emprender, es decir analizar el proceso que lleva a un individuo a concretar un emprendimiento.

En el ámbito de la innovación social, podemos encontrar autores como Westley y Antendze (2010), quienes reconocen un grado de complejidad en la definición propiamente tal, debido a que se encuentra asociada a sistemas que forman la vorágine de una sociedad, involucrando aspectos políticos, económicos, legales y culturales, que dejan entrever la generación de cambios que incorporan, desde simples procesos rutinarios,  hasta otros más complejos, que conllevan la introducción de nuevos paradigmas, que indudablemente tienen  un alto impacto generacional.

Para impulsar el emprendimiento e innovación social, se debe partir de la base que exista una intencionalidad real y explícita para generar cambios en el entorno social.  Para complementar lo anterior, es necesario favorecer el debate a nivel conceptual, ahondando materias que introduzcan directa o indirectamente nuevas formas de impactar positivamente en la sociedad, interesarse en conocer políticas públicas que ayudan a mejorar el emprendimiento y la innovación social, de lo cual es importante reconocer que existen numerosas iniciativas impulsadas por el Gobierno para favorecer estas materias, también es relevante generar espacios para el diálogo entre personas de instituciones interesadas,  entre otras iniciativas que ayudan a potenciar la forma en que se puede influir positivamente en la sociedad.

Como se puede apreciar existen muchas ideas para habilitar capacidades de quienes están involucrados o identificados con mejorarle la vida a los demás, pues el desafío está en concretar y llevar a cabo tales iniciativas.  En concreto, podemos estar hablando y escribiendo  largamente acerca de emprendimiento e innovación social, pero más allá de entregar esta una panorámica general, invito a  “salir de la caverna” (como lo planteaba Platón),  para conocer y atreverse a generar cambios que mejoren la convivencia en esta compleja sociedad.

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Guido Asencio Gallardo, es académico de la Universidad de Los Lagos, Licenciado en Ciencias Contables – Contador Público y Auditor, Diplomado en Gestión Estratégica, Diplomado en Políticas Públicas, Mg(c) Ciencias Sociales y MBA(c) Latinoamericano. Escribe para esta columna en materias de RSE, Desarrollo Socio Económico y Políticas Públicas. Integrante Núcleo de Investigación Desafíos Regionales de la Universidad de Los Lagos. Miembro del Consejo Asesor Socio-Productivo

La opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad del autor y no representan necesariamente la opinión del Grupo Lisaison Consultoría S.p.A.