La importancia del patrimonio histórico y militar (Parte I)

Juan Reyes ArancibiaPor Juan Reyes Arancibia. ¿Qué se entiende por Patrimonio de una Nación? Cuando pensemos en patrimonio debemos cerrar los ojos y pensar en todos los elementos que forman parte de una nación. Pensar en todo lo que hemos heredado de nuestros antepasados y lo que forma parte de nuestro territorio. Ahora veamos. Abrimos los ojos y descubrimos en el territorio la flora y la fauna, las creaciones y expresiones con las cuales convivimos. Pensemos a la vez en el lenguaje y la cultura material heredada desde épocas históricas, y así, nos haremos una imagen de lo que es el patrimonio. Más aún, para comprender lo que es patrimonio debiéramos saber reconocer cuáles han sido y son herencias llamadas tangibles como los edificios, los monumentos, los parques y las denominadas intangibles, como son los ritos, la poesía, la música, la tradición oral, etc., que recibimos de nuestros antepasados y que se crean día a día.

 

Patrimonio Histórico

Se denomina Patrimonio histórico, al conjunto de bienes, tanto materiales como inmateriales, acumulados a lo largo del tiempo. Estos bienes pueden ser de tipo artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, documental, bibliográfico, científico o técnico. Esta diversidad del tipo de bienes que comprende, explica que últimamente el término tienda a sustituirse por el de «bienes culturales», acepción más reciente y de uso internacional.

Desde una perspectiva amplia el Patrimonio Histórico podemos definirlo como: El conjunto de elementos naturales o culturales, materiales o inmateriales, heredados del pasado o creados en el presente, en donde un determinado grupo de individuos reconoce sus señas de identidad.

Hemos asistido a lo largo del siglo XX, a la continua evolución del concepto de Patrimonio Histórico. Veamos a continuación cómo ha evolucionado este concepto:

Desde aquellas filosofías, de principios de siglo, que estudian el Patrimonio, centrado exclusivamente en los valores estéticos o «bellas artes», hasta la definición de la Ley 17299 de Monumentos Nacionales y Normas relacionadas, data de 1970 y sus antecedentes directos se remontan al año 1925, con el Decreto Supremo N° 3.500, que encarga a una comisión la redacción de un proyecto de ley sobre monumentos nacionales; y el posterior Decreto Ley 651, del mismo periodo, que en definitiva crea el Consejo de Monumentos Nacionales y establece las disposiciones para nuestros monumentos que rigieron los siguientes 45 años. El patrimonio cultural subacuático en nuestro ordenamiento jurídico es Monumento Nacional y propiedad del Estado por el solo ministerio de la Ley de 1970 dada su condición de bienes arqueológicos (artículo 21), y que por el Decreto 311, del 8 de octubre de 1999, adquirieron adicionalmente la condición de Monumentos Históricos.

 

El patrimonio histórico militar

La preservación del patrimonio basa su importancia en que éste es un conducto para vincular al hombre con su historia, ya que aquello que “heredamos de nuestros padres” –haciendo alusión al sentido etimológico de patrimonio– encarna el valor simbólico de identidades culturales, contribuyendo a un ininterrumpido dialogo entre pasado y presente.

El patrimonio histórico militar materializa parte de nuestro acervo histórico, que las campañas de la Independencia no pueden ser comprendidas fuera del contexto de la guerra y los medios bélicos.

No solo se debe referir al patrimonio histórico militar en un sentido restringido a los objetos, artefactos, construcciones y otros bienes solo emparentados con la actividad bélica, el campo de batalla, como pueden ser un cañón, un fusil o una fortaleza. Por el contrario, incluiremos a todos aquellos bienes que, por su historia y la función que ocupan en las recreaciones simbólicas tan necesarias para la conformación de identidades, guardan estrecha relación con la historia militar.

Los museos vienen a ocupar un lugar central en esta labor, siendo su misión la de custodiar, exhibir, preservar, incrementar y difundir de manera permanente el legado patrimonial, a fin de facilitar a la comunidad nacional e internacional el acceso al conocimiento de la historia del país, para que se reconozca en ella sus rasgos identitarios.

Los museos de las Fuerzas Armadas son clasificados según el ICOM como históricos, pues narran de forma cronológica la evolución histórica, militar y de seguridad del país, con colecciones diversas, que tienen valor por su significado social y tecnológico. Además muestran piezas únicas y muy poco conocidas por la mayoría, un ejemplo de ellos son los aviones, pues muy difícilmente se tiene un acceso tan cercano a ellos.

El patrimonio histórico artístico que conservan las instituciones de la Defensa Nacional, es muy notable. Sin duda, uno de los más importantes de los custodiados por las administraciones públicas chilenas. Es un patrimonio documentado y catalogado gracias al esfuerzo de muchas personas, militares y civiles que han puesto toda su ilusión en la preservación de este rico acervo cultural que pertenece al pueblo chileno y cuya puesta en valor constituye el objeto principal del presente tema.

Si tomamos la clasificación de patrimonio histórico que aparece en cualquier manual de gestión de patrimonio, nos encontramos con que el militar chileno tiene una valiosa representación en todas sus categorías.

a. Patrimonio inmueble, lo constituyen toda una serie de cuarteles a lo largo del país con más de cien años; fortalezas españolas como la de Niebla y Corral en Valdivia; Fuerte español en Rio Bueno, Fuerte Bulnes en Punta Arenas; y edificios como la ex Escuela Militar (Actual Museo Militar); Arsenales de Guerra (Actual Edificio Centenario), entre otros muchos repartidos por toda la geografía nacional.

b. El patrimonio mueble que se conserva en los museos militares, en las llamadas salas de honor de las propias unidades militares y en los edificios centenarios es verdaderamente notable. Por citar las bellas artes, se cuenta con obras de artistas chilenos y extranjeros y un largo etcétera de grandes firmas. En artes decorativas destaca el mobiliario de los grandes edificios de representación,

c. El patrimonio industrial cuenta en nuestro caso, con excelentes ejemplos perfectamente conservados, como la Fabrica y Maestranza del Ejercito con el primer cañón de bronce fabricado en Chile Por Fray Luis Beltrán en la guerra de la Independencia; el laboratorio de la Fábrica de Cañones, con una serie de máquinas del siglo XIX para medir, entre otros parámetros de calidad, la resistencia de los materiales con los que se fabricaban los cañones o la Fábrica de Pólvora, que aún conserva los canales por donde el curso del agua hacía funcionar las máquinas de madera para pavonar y tamizar la pólvora negra, que también se encuentran en buenas condiciones.

d. Patrimonio científico, que ha podido recuperarse de los diferentes laboratorios y hospitales militares de campaña, hasta los interesantes equipos de laboratorio distribuidos en cajones de madera que eran transportados a lomo de mulos para el análisis de aguas y demás durante la Guerra del Pacifico.

e. Hay un patrimonio que podemos denominar exclusivamente militar y se encuentra preferente en los museos militares. Está compuesto por armas de todo tipo y todas las épocas, reflejo de la propia historia de Chile: uniformes, condecoraciones, emblemas, pertrechos, vehículos militares, embarcaciones y aviones de todo tipo. Algunos de ellos verdaderas joyas en su especialidad. Aquí cabría la excelente colección de lo que podríamos llamar recuerdos personales de una riqueza extraordinaria. En el Museo Histórico Militar, podemos encontrar la espada del Gral. José Miguel Carrera junto a uniformes y armas de los principales personajes que han protagonizado la historia política y militar de Chile. En el Museo Naval destaca la carta del Almirante Miguel Grau a la esposa del Capitán Arturo Prat. Y esto se debe al interés con el que los responsables de los museos militares, a lo largo del tiempo, han mostrado por recopilar todos aquellos recuerdos que han ido conformando la historia de la Institución. En el Museo Aeronáutico se encuentra una colección de aviones con los que ha contado la Fuerza Aérea de Chile a lo largo de su historia. En el Museo Histórico Nacional se encuentran las banderas de la unidades militares que combatieron en la Guerra del Pacifico guardadas en bodega por no ser coherente con el espíritu que tiene actualmente dicho museo. Replica de estas están en las unidades militares que combatieron en dicha contienda.

f. El patrimonio etnográfico también está representado en las colecciones militares. Podemos hablar de utensilios, artilugios y armas procedentes de otros lugares donde Chile a lo largo del tiempo ha ejercido su soberanía o ha llevado sus banderas.

g. El patrimonio documental relacionado con lo militar se conserva en los archivos militares de las unidades y en el Archivo General de Guerra.

h. El patrimonio bibliográfico se conserva en las grandes bibliotecas históricas de los tres institutos de historia y cultura militar, naval y aérea, respectivamente. Aquí el investigador encontrará la bibliografía específica militar, libros de autores militares de todas las épocas.

i. También podemos hablar de un patrimonio inmaterial militar si pensamos en las costumbres y tradiciones castrenses. Costumbres que no solo se circunscriben al ámbito del recinto militar, sino que durante años ha configurado toda una serie de costumbres populares, ritos, canciones, las marchas y el lenguaje de cuartel en torno a la realización del servicio militar. En el ámbito de los usos sociales, los rituales y eventos festivos; lo militar inmaterial adopta diversidad de formas, tales como las ceremonias tradicionales: paradas militares, juramentos a la bandera, Vigila a la Bandera, ceremonias de ascenso, de graduación, entrega de armas, gran retreta, ceremonias fúnebres. Lo militar acoge también un amplio repertorio de expresiones y elementos materiales: gestos y palabras especiales, recitaciones, cantos o danzas e indumentaria especial. Es muy probable que los ritos iniciáticos de las sociedades ancestrales se ha ido superponiendo y hasta la desaparición del servicio militar obligatorio, las costumbres populares asociadas a los regimientos del pueblo recuerdan perfectamente aquellas ceremonias de iniciación que, aún hoy se mantienen en sociedades tradicionales no industrializas.

Sin embargo, existe otro concepto intangible de patrimonio que tiene que ver con el prestigio acumulado por una persona o institución y sobre todo con el presente, con la aportación que en este momento está realizando en bien de la sociedad. En este sentido podemos hablar del patrimonio de las Fuerzas Armadas como garantes de nuestra seguridad, de nuestra defensa y de nuestra historia, nos estamos refiriendo al patrimonio inmaterial.

En gestión de patrimonio, como en toda actividad gestora, lo primero que tenemos que hacer es conocer perfectamente este patrimonio del que hablamos. Y esto entronca directamente con la gestión del conocimiento. Necesitamos conocer toda la información que podamos, para poder gestionarlo bien, es entonces cuando la información se transforma en conocimiento y este en principio de la organización.

Probablemente, uno de los mayores esfuerzos realizados por una institución para inventariar y catalogar su patrimonio histórico artístico, lo puso en marcha el Ejército de Chile en el año 1996; en las unidades militares se organizaron equipos de trabajo dirigidos por el 2do. Comandante, estos equipos catalogaron, midieron, siglaron con un número y fotografiaron, todas aquellas piezas susceptibles de pertenecer a la categoría de histórica o artística. Una vez realizadas las fichas, eran supervisadas antes de su grabación en el sistema computacional, por un equipo de expertos en cada una de las materias que figuraban en la lista de clasificación genérica.

 

Los museos militares en el Mundo

El Consejo Internacional de Museos (ICOM), entidad auspiciada por la UNESCO, los clasifica en categorías, entre las que se encuentran los museos de arte, de historia natural, históricos, etc., subcategorizándo estos últimos en históricos biográficos, conmemorativos, de guerra, del ejército, de la armada y Fuerza Aérea.

Los museos de las Fuerzas Armadas son clasificados según el ICOM como históricos, pues narran de forma cronológica la evolución histórica, militar y de seguridad del país, con colecciones diversas, que tienen valor por su significado social y tecnológico. Además muestran piezas únicas y muy poco conocidas por la mayoría, un ejemplo de ellos son los aviones, pues muy difícilmente se tiene un acceso tan cercano a ellos.

Europa tiene más de un millar de museos militares. Cada año los visitan millones de civiles y militares, entre los que podemos encontrar coleccionistas, historiadores aficionados con grandes conocimientos, estudiantes, escolares y turistas. No debemos olvidar que en las últimas décadas la cultura del museo militar se ha extendido por todo el mundo.

Para ver la mayor concentración de museos militares tenemos que acercamos a los vencedores de las dos guerras mundiales: Francia cuenta con 400 museos militares y el Reino Unido con más de 200, Bélgica con más de 50 museos y España con 30. Suiza, tras décadas de paz y con una población de menos de siete millones de habitantes, tiene por lo menos catorce museos. Suecia, con un reciente pasado de paz similar y con menos de ocho millones de ciudadanos, tiene un mínimo de treinta y seis museos.

Por toda Europa los museos militares centrales de carácter nacional se establecieron como consecuencia de las guerras. Existe la tremenda tentación de construir uno cuando se acaba de salir victorioso y añadida que es casi imposible levantar uno de estos museos cuando se ha sido derrotado. Por ejemplo, el Imperial War Museum de Londres fue fundado por orden del gobierno inglés con más de un año de antelación al Armisticio de 1918 y fue formalmente establecido mediante Decreto del Parlamento tres años más tarde.

Otros museos centrales, como el Sacrario Militare della Prima Guerra Mondiále, de Italia y el australiano War Memorial, de Camberra, fueron creados específicamente para conmemorar el sacrificio de aquellos que murieron por su país y esa función está expresada en sus títulos.

Los museos militares en la actualidad reflejan las operaciones militares, sin olvidar aspectos más humanos y cotidianos de las guerras, como son las cartas personales, diarios de guerra y elementos propios de los combatientes. En el Imperial War Museum de Londres, hay montado una excelente exposición sobre las cartas que los soldados enviaban a sus novias desde el frente en la segunda Guerra Mundial. En ellas se reflejaban las angustias y esperanzas de esa juventud que habría de conseguir, con su sacrificio la libertad para todos.

Lo que interesa actualmente en una visita al Museo Militar es que el visitante descubra no solo al héroe, sino al hombre cercano. Que se vea reflejado así mismo, que trate de comprender la situación bélica en toda su extensión. Cuanto más cercana es la experiencia, más interés despierta la exposición en el visitante.

Los museos de equipos, dedicados a la historia y desarrollo de tipos concretos de material de guerra, forman otro grupo importante. La mayoría se abren al público en general a pesar de encontrarse en centros de entrenamiento. Los museos de regimientos, cuentan la historia de los regimientos individuales, éstos son sensiblemente más importantes a los hombres que sirvieron en ellos y a sus familias que los museos centrales, ya que definen la sutil diferencia del espíritu, el carácter y las tradiciones del regimiento que dan vida al espíritu de cuerpo. Generan el orgullo de su ciudad por la proeza de «sus» soldados y sirven de amalgama para unir los bloques de la sociedad civil y militar, que no siempre se comprenden mutuamente.

Las salas de honor, al estilo de las antiguas «Salas de Banderas» del ejército, nos las podemos encontrar en muchos cuarteles. Sólo las visitan los militares y sus invitados, y probablemente influyen en el espíritu de cuerpo y en la moral tanto como cualquier «museo» formal.

Los museos de campos de batalla nos han acompañado durante bastante tiempo. Ningún campo de batalla europeo se ha tratado más exhaustivamente que el de la Batalla de Borodino, que tiene un panorama evocador lleno de vida así como un museo informativo. Los visitantes pueden pasear desde las galerías directamente al mismo campo, que no ha cambiado mucho desde 1812 cuando el Gran Corso contempló el fin del avance a Moscú y el comienzo de su épica retirada. Los museos de fortificaciones. Hace casi dos mil años los zapadores romanos construyeron una muralla defensiva (muralla de Adriano) a través de la parte más estrecha de Inglaterra, justo al sur de la frontera con Escocia. Su trabajo y razones para hacerla se explican en las torres reconstruidas y en los fuertes que las califican como museo de fortificación.

Un buen museo debe presentar exhibiciones interesantes, expuestas e interpretadas de forma emocionante, también debe satisfacer a la mayoría de los visitantes que se acercan a los museos para educarse y/o para distraerse. Los museos pueden recrear la conciencia nacional y cívica de pasadas proezas, y hacer énfasis a la comunidad sobre cómo la sirven las virtudes militares.

La forma que tiene el público de ver a sus ejércitos y a sus militares podría ser mejorada al recordar sus sacrificios. Si la gente de toda condición social recordase la deuda que tiene con el soldado, cualquiera que sea su rango, yo creo que cualquier país tendría una mejor oportunidad de lograr la unidad y de alejarse de las fuerzas que tratasen de dividirlo, ya fueran internas o externas.

Las visitas de los niños deberían guiarlas personas que comprendieran sus necesidades, y nadie mejor que aquellos maestros que tuvieran una especial sensibilidad hacia la historia militar. Como ejemplo cada uno de los museos más importantes del Reino Unido cuenta ahora con profesores cualificados entre su personal para ayudar a los jóvenes a sacar el mayor provecho de su visita.
Centros de Interpretación

Hoy en día también se ha puesto de moda la musealización, mediante los correspondientes centros de interpretación de algunos de los principales campos de batalla de la historia. Esto, que se hace desde hace muchos años en Europa y Estados Unidos, se está implementando en Chile en forma incipiente. Tenemos lugares que se pueden transformar en verdaderos lugares de atracción para un público ansioso por recorrer estos lugares, por ejemplo el Morro de Arica que recuerda el asalto al histórico peñón el 7 de junio de 1880, la Batalla de Dolores con los pozos de agua, la Batalla de Tarapacá con las tumbas de los soldados caídos en combate, Combate de Pampa Germania, Desembarco de Pisagua y Combate Naval de Iquique.

En cualquier caso, aún nos queda mucho por hacer en este sentido si nos comparamos con los países de nuestro entorno, donde los llamados museos de sitio es algo muy frecuente que atrae a miles de personas a lo largo del año.

Es indudable el interés que cada vez despierta el tema militar. También en Chile están proliferando los grupos de reanimación histórica, muy frecuentes en otros países de nuestro entorno cultural. Estos grupos que se visten con los uniformes de las diferentes épocas y recrean ambientes o batallas de diferentes épocas, cada vez son más solicitados por las diferentes entidades públicas para conmemoraciones y fiestas populares (7 de junio en Arica, Fuerte Corral en Valdivia).

Los museos militares son el mejor lugar para hacer didáctica de la guerra. Esto en el sentido que apunta Hanson: La historia militar tiene un propósito moral: enseñarnos los sacrificios pasados que han hecho posible nuestra libertad y nuestra seguridad actuales. Este es quizás, el mensaje más importante que podemos transmitir, pero no es fácil.

Como se ha establecido, el aumento de audiencias en estos museos, la cercanía de los chilenos con sus Fuerzas Armadas y de Orden, la incorporación de patrimonio reciente, el interés por museos de historia y la tendencia mundial al desarme de las milicias, supone una posibilidad de crecimiento y disposición por parte del público hacia este tipo de temáticas culturales, que debe saber ser aprovechado por quienes administras estas instituciones, ya que atesoran un patrimonio único con excelentes posibilidades de arraigo en la ciudadanía.

 

Referencias

1. Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM) Chile
2. Los museos y el patrimonio histórico militar en la conformación de la identidad nacional. Morán, Sebastián Emiliano. Temas de historia argentina y americana Nº 22, 2014
3. El Patrimonio Militar. Aurelio Valdés Sánchez. Ministerio de Defensa España 2005
4. El patrimonio histórico del Ejército: el Servicio. Histórico Militar y el Museo del Ejército. Antonio Vázquez Gimeno. España 1995
5. Educación Patrimonial En Chile. Una Propuesta para el Desarrollo de la Identidad Local. Macarena Ibarra; Cecilia Ramírez. Revista América Patrimonio. 2014
6. La Convención de La Haya – http://www.patrimonio-mundial.com. 1956
7. Representación, Nación Y Patrimonio: El Caso de la Colección del Museo Militar en el Museo Histórico Nacional. Sigal Meirovich; Luís Alegría y Gabriela Polanco.2010
8. Conceptos de Patrimonio. Ministerio de Defensa de España. 2011.
9. Decreto Supremo Nº 484, De 1990, del Ministerio de Educación: Reglamento Sobre Excavaciones Y/O Prospecciones Arqueológicas, Antropológicas y Paleontológicas. Chile.
10. Ley Nº 17.299, de 1970, De Monumentos Nacionales. Chile.
11. La Museología. Curso de museología. Textos y testimonios, RIVIÈRE, G.H. Madrid, Akal, 1993.

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Juan Reyes Arancibia es columnista en esta sección. Es socio director del Grupo Liaison Consultoría S.p.A., Ingeniero Comercial, MBA en Administración de Empresas, Oficial (R) de Estado Mayor del Ejército. Consultor en Logística Integral, Logística del turismo, patrimonio cultural, historico y militar y gestión del riesgo en desastres .

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