Por Guido Asencio Gallardo.
Es legítimo pensar que cualquier persona o personas que quieren emprender en un negocio, lo realicen con el ánimo de obtener utilidades. Sin embargo, lo que se plantea en esta columna, se relaciona con el camino que pueden tomar las empresas para ampliar sus objetivos, apuntando primero a ser socialmente responsables en su accionar con su entorno y además contribuir con mejorar las condiciones económicas y sociales del territorio en que se encuentran insertas.
En general, la tendencia de muchas entidades a nivel mundial, está relacionada con generar estrategias que den el espacio necesario, para prepararse de alguna eventual evaluación externa, tales como procesos de certificación, de auditoría, de evaluación directa de su gestión, de fiscalización e materia tributaria y financiera, en resumen de varios aspectos que validen su actuar en todas sus dimensiones. Aquí se plantea también una evaluación, pero más específica, que tiene que ver con su influencia en términos de políticas internas de responsabilidad social empresarial (RSE), así como también la incidencia que tiene éste tipo de políticas en el desarrollo económico y social del territorio en que cohabitan.
Antes de ahondar más en RSE, es necesario tener una definición más atingente, para lo cual se va a parafrasear la expresada por el connotado investigador François Vallaeys (2008), quien aduce que para implementar la RSE, es necesario tener una política de gestión de impacto que implique el gerenciamiento permanente, midiendo los resultados, buscando calidad en los procesos, permitiendo la satisfacción de todos los interesados, con el fin de alcanzar valores éticos, llamando a efectuar un dialogo, reconociendo el efecto de la democracia participativa dentro de esta importante estrategia.
Particularmente Chile no está ajeno a éste tipo de tendencias, prueba de ello lo constituyen la gran cantidad de normativas legales y estándares locales, nacionales e internacionales, que encaminan a empresas para que se inserten a la sociedad de manera más responsable, mediante la incorporación de incentivos de deben ser canalizados, para permitir un aporte directo al desarrollo económico y social del territorio donde se encuentran. En esto, lo importante es asegurar la existencia de un convencimiento real y espontaneo, de la entidad que decide implementar la RSE, porque si solamente establece por cumplir y realizar un mero marketing social estaría apuntando a mostrar solamente acciones filantrópicas esporádicas, que desvirtuarían el camino hacia el verdadero espíritu de la RSE, esto se quiere decir que una empresa que desee ser socialmente responsable, debe abarcar mucho más que esas acciones, pues considera una estrategia caracterizada por ser medible, perfectible y permanente en el tiempo.
Existen varias herramientas de gestión que ayudan a insertar a las empresas en las premisas que se relacionan con el concepto de RSE en su plenitud, tales como el Balance Social Empresarial, Implementación de Estrategia Inclusivas con los trabajadores, Estrategias Sustentables con el medio ambiente, Acontability, relacionado con la rendición de cuentas, Global Reporting Iniciative (GRI), el cual entrega estadísticas estandarizadas de RSE comparables, las propias Normas Chilenas de Calidad, Normas ISO 26.000 (Norma Internacional de RSE), etc. Las que aportan de manera concreta, con una política que necesariamente debe tener un diagnóstico, una forma de relacionar grupos de interés, un programa de comunicación de lo que se hace, y a esto se le debe dar legitimidad, para palpar con resultados, los efectos que inciden en la sociedad.
Sin duda, una empresa tiene diferentes tipos de responsabilidades, algunas que son ineludibles por su naturaleza jurídica y otras que pueden tomar cuerpo en cuanto a su posicionamiento en el tiempo. Dichas responsabilidades pueden ser fiscales, relacionada con la materialidad de ejecutar pagos de impuestos, constituyendo una obligatoriedad instituida por ley, responsabilidad financiera, relacionada con las estrategias de cumplir sus compromisos con sus acreedores y proveedores, responsabilidades sociales internas relacionada con sus trabajadores y responsabilidades distributivas, relacionadas fundamentalmente con la forma de hacer llegar las utilidades a los dueños de las empresas. Otro tipo de responsabilidades pueden ser las contenidas dentro de incentivos tributarios, como lo son las leyes de donaciones, que pasan a ser aportes directos de las empresas a instituciones sin fines de lucro, que constituyen mecanismos distintivos para realizar apoyo directo a este tipo de instituciones, que bien utilizados, ayudan a mejorar las condiciones de la sociedad civil, influyendo indirectamente al desarrollo económico y social de los gobiernos locales, todas ellas tienen la característica de ser esencialmente voluntarias.
Para que exista una verdadera intención de contribuir al desarrollo económico y social del país, y más específico de un gobierno local, es necesario establecer puntos encuentro entre gobiernos locales y empresas inmersas en un territorio en particular. En esto, resulta fundamental conocer procesos de alineación emergentes, tanto desde el lado de las empresas, como de los gobiernos locales, que ayuden a integrarse en concordancia con las necesidades propias, que puedan servir en un sentido reciprocidad concreto y real. Por tal motivo, se consideran válidas las acciones destinadas a un proceso de comunicación recíproca, donde interese por ejemplo a la empresa conocer los instrumentos de planificación territorial establecidos, tales como Planes de Desarrollo Económico Comunal (PLADECO), Planes Reguladores Comunales, Planes de Planificación Urbana, Planes Sectoriales, etc, que tengan como fundamento conectar a las empresas, para ver la manera en que pueden ser un aporte real al desarrollo de su localidad.
Por su parte, al gobierno local le interesa que una empresa por ejemplo pueda desarrollar tecnología destinada a realizar infraestructura para mejorar el desplazamiento de personas con capacidades diferentes y con eso estaría aportando a implementar específicamente una política pública. Para aquello se necesitan muchas más alianzas virtuosas, que faciliten el camino hacia la búsqueda del éxito empresarial por un lado y el establecimiento de políticas eficaces que potencien al gobierno local.
El definitiva de la información que se muestra en éstas líneas, pretende contribuir a esclarecer cuáles son las vinculaciones e intereses que se pueden generar, en un ambiente virtuoso de cooperación mutua, entre los tomadores de decisiones por parte de las empresas y directamente de las autoridades locales, considerando el apoyo que se puede utilizar del Estado a través de incentivos tributarios, canalizando las mencionadas herramientas de RSE, teniendo en todo momento, el convencimiento de los efectos que provoca para su entorno en general, el hecho de ser socialmente responsable, comprendiendo que la finalidad ética que pueden haber declarado en su estrategia, visión o misión, como parte de sus estrategias empresariales, tengan un adicional, que le dé un valor agregado dimensionado con el posicionamiento de la empresa en un ambiente responsable, que al final del día, sirve para aportar a su localidad, a su región y finalmente a su país.
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Guido Asencio Gallardo, es académico de la Universidad de Los Lagos, Licenciado en Ciencias Contables – Contador Público y Auditor, Diplomado en Gestión Estratégica, Diplomado en Políticas Públicas, Mg(c) Ciencias Sociales y MBA(c) Latinoamericano. Escribe para esta columna en materias de RSE, Desarrollo Socio Económico y Políticas Públicas. Integrante Núcleo de Investigación Desafíos Regionales de la Universidad de Los Lagos.
