Por Guido Asencio Gallardo. 04.01.2022. Uno de los temas centrales en el desarrollo, está dado por las consecuencias de la Crisis Ambiental que atraviesa la humanidad, la cual no tiene precedente, en este sentido los territorios siempre tienen algo que decir, debido a la proximidad con la ciudadanía, además de la posibilidad de incorporar elementos que llamen a crear conciencia permanente, a través de diferentes mecanismos, ya sea a través de políticas públicas locales, de la educación medioambiental o simplemente por medio de acciones concretas que enseñen que el origen de la economía, que viene del griego y se divide en dos partes una “oikos” que significa casa, y “nomía” procedente de la raíz de la palabra norma, en tanto las “normas de la casa”, deben estar supeditadas a lo que la sociedad en su conjunto necesita, y no al estudio de la sesgada oferta y demanda como erróneamente recalcan las escuelas de economía clásica.
La relación Humanidad – Naturaleza ha estado acumulando una crisis desde la revolución industrial, la que se aceleró con el fenómeno de la crisis ambiental, tiene componentes de diversos factores, económicos, tecnológicos, científicos, demográficos, y expresa un “problema ético”, relacionado con nuestro paradigma de desarrollo, el valor de las cosas, el valor de la vida en el planeta, la responsabilidad de los humanos con otras formas de vida entre otras. Por lo tanto, la crisis ambiental es un “Problema Complejo”, que tiene diversas causas que se interrelacionan, y muchas veces se potencian. La solución es compleja y diversa, requiriendo de cambios relevantes en diferentes ámbitos de nuestra vida individual y social, además de cambios en las bases que sustentan la construcción de nuestra sociedad. La crisis ambiental es reflejo de una forma inadecuada de relacionarnos con el sistema natural. La “Crisis” recuerda que somos parte de la naturaleza, la que debemos respetar como fuente de nuestros recursos naturales y sumidero de nuestros residuos.
Chile atraviesa un momento trascendente en que se cuestionan los modelos político, económico, social y ambiental. Hay un conjunto de sucesos que se relacionan con el movimiento social que corren en paralelo a la crisis sanitaria producto de la pandemia del coronavirus y a la crisis ambiental que vive el país. Estamos frente a problemas “urgentes”, sin que se tomen las medidas necesarias para disminuir las causas de la falta de sostenibilidad ambiental. Esta dilación vaticina mayores esfuerzos futuros al acercarnos al punto de no retorno.
Desde el punto de vista de las transformaciones ocurridas en los últimos tiempos, la urbanización y desarrollo de grandes concentraciones urbanas ha provocado una desconexión entre nuestra cotidianidad, nuestro modo de vida, y los efectos de esto en el sistema natural. “Perdimos el vínculo”, nos separamos del sistema natural y olvidamos que éramos parte de él, lo cual justifica hablar de desarrollo desde adentro, donde el aspecto económico de los lugares debe recuperar el “oikos” original, donde la conciencia de resguardar nuestro hábitat, constituye un deber moral que debe ser revindicado desde donde suceden las cosas, es decir desde lo local.
Por su parte, los pueblos originarios, en parte han resistido el “modelo civilizatorio”, siendo criticadas muchas veces por su “no integración”, justificada simplemente porque han resistido formas de vida y cosmovisiones ancestrales, que tienen en su centro el respeto irrestricto por la naturaleza. Las perspectivas de cómo abordar este problema ponen en valor universal la relación con todas las formas de vida, que se sustentan y configuran en la práctica de ser parte del mundo que habita. Una cosmovisión material e inmaterial de formas vivientes que coexisten necesariamente para configurar la vida entera, en un continuo de fuerzas contrapuestas y complementarias en constante movimiento y equilibrio. Lo que se nombra en distintas lenguas originarias y se puede traducir como la idea de un “buen vivir”, “küme felen”, bienestar, en mapudungun.
La ciencia y la tecnología han desarrollado conocimientos que colaboran con el entendimiento del problema y caminos de solución, que pueden estar arraigados a diferentes elementos tales como: la ciencia, el rol de los pueblos originarios, el comportamiento de la sociedad civil, el comportamiento propio de la humanidad frente a la crisis ambiental, teorías de desarrollo endógeno, de desarrollo económico territorial o de desarrollo económico local entre otros. En este marco de construcción social de diferentes puntos de vista, equipara una visión más amplia de lo que se quiere demostrar con el desarrollo económico local se encuentra arraigada al conocimiento desde una necesaria perspectiva filosófica.
Frente a lo anteriormente planteado y una vez lograda la claridad necesaria sobre el problema que se enfrenta, es necesario establecer las necesarias direcciones y cambios a nivel internacional, nacional, local y personal, los cuales deben ir acompañados de valores, buscando establecer los equilibrios necesarios que involucran el convencimiento de que una conciencia planetaria es posible. En tanto, para aunar criterios, se requiere de interacción del mundo público y privado permanente, para sincronizar voluntades que puedan trabajar con el ánimo de abordar responsablemente un tema que le compete a la humanidad.
El Desarrollo Sustentable, desglosado en los componentes, social, económico y ambiental, resultan preponderantes a la hora de reconocer que existe una evidente urgencia que requiere hacer conciencia de que una actitud pasiva a estas alturas, no es posible. En este sentido ahondar en los posibles orígenes del problema ambiental, puede ser un camino válido no como un mero acto de encontrar un simple diagnóstico, sino que con el fin de identificar causas que puedan servir para la toma de decisiones en diferentes dimensiones, partiendo desde una mirada local que reconozca que quienes viven, respiran y sienten el lugar tienen algo que decir.
En un afán de realizar un acercamiento hacia los elementos de la naturaleza que se contaminan, se debe instalar una discusión que releve la conexión que tiene la naturaleza con los seres humanos, buscando más que conclusiones, una forma de reflexionar sobre elementos basales en nuestro ser. En atención a lo anterior, se plantea analizar temas éticos para establecer si forman parte del problema, es decir, reflexionar si es necesario cuestionar si los caminos que llevan a actuar éticamente han fallado en la temática ambiental.
Lo importante en la conexión que se plantea entre el Desarrollo Económico Local y la Crisis Ambiental, es encontrar los posibles caminos de solución, tales como: aportes y dificultades desde la Ciencia; visiones desde diferentes escuelas económicas; Cosmovisión de los pueblos originarios; Necesidad de repensar nuestra relación con la naturaleza; el rol de los acuerdos internacionales; necesidad de una política ambiental nacional; la gestión ambiental local; educación ambiental y cambio de conductas; el necesario aporte de las personas, en tanto individuos.
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Guido Asencio Gallardo, es académico de la Universidad de Los Lagos, Licenciado en Ciencias Contables – Contador Público y Auditor, Diplomado en Gestión Estratégica, Diplomado en Políticas Públicas, Mg(c) Ciencias Sociales y MBA Latinoamericano. Doctorando en en Administración de Empresas. Miembro Núcleo Desafíos Regionales. Miembro del Consejo Asesor Socio-Productivo. Escribe para esta columna en materias de RSE, Desarrollo Socio Económico y Políticas Públicas. Integrante Núcleo de Investigación Desafíos Regionales de la Universidad de Los Lagos. Académico e Investigador Universidad de Los Lagos. Miembro Núcleo Desafíos Regionales. Miembro del Consejo Asesor Socio-Productivo.
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