Innovación y Emprendimiento para el Desarrollo Económico Local

Innovación y Emprendimiento para el Desarrollo Económico Local

Por Guido Asencio Gallardo.
Emprendimiento e Innovación son dos términos que, se han puesto de moda desde hace ya bastante tiempo, los cuales se usan en diferentes contextos. Por ese motivo se planteará en estas líneas, una definición cotidiana que destacará la importancia unir estos dos conceptos. Además se le dará una mirada especial, al aporte que se podría generar al desarrollo económico local, tomando en serio los conceptos de innovación y emprendimiento, llegando a establecer un análisis desde distintos puntos de vista, que servirá para conocer una serie de caminos que ayuden a fomentar estos dos virtuosos términos.
Por un lado se encuentra el emprendimiento que, en términos simples, se refiere a comenzar o iniciar algo, pues precisamente su génesis viene de la palabra emprender. Por su parte, la innovación está relacionada con hacer algo distinto, más que hacer algo nuevo, agregando o quitando algún ingrediente, modificando alguna fórmula, cambiando algún procedimiento habitual, etc. Con estas dos simples definiciones, se interpreta lo que muchos autores especializados en la materia, tratan de decir desde sus diferentes disciplinas.
El origen de la relación entre innovación y emprendimiento, tiene como data el siglo XVII, donde el autor Say (1803), comenzó a analizar la importancia de complementar éstos términos por su trascendencia y representatividad, para quienes buscan mejorar sus propias condiciones. Posteriormente existe una gran cantidad de autores que se han referido a la conexión que tiene la innovación y el emprendimiento, destacando los estudios realizados por Filion (2003), quien agrega la conceptualización del emprendedor como un real agente de cambio.
Citar autores de épocas tan distintas, permite comprender que hablar de innovación y emprendimiento no es nada nuevo. Sin embargo, hoy en día se ha tomado mucho más en serio, la posibilidad que tiene el hecho de mejorar técnicas, procedimientos y el conocimiento en general, a través de las ciencias, desde diferentes disciplinas, donde resulta interesante analizar desde el punto de vista del aporte que puede generar para el desarrollo de una economía local, si a esa innovación y emprendimiento se le agrega un componente identitario.
Lo importante es entender que una idea innovadora por sí sola, no garantiza éxito alguno, pues el componente emprendedor es el que justamente le da vida a la innovación, representando el vehículo necesario, para hacer llegar a los interesados, el producto y/o servicio, de una forma planificada y consensuada, que tenga como fin principal, generar efectos positivos en la economía local, apoyado en cifras económicas, que permitan comparar con periodos anteriores, la evolución del mayor desarrollo económico a partir de la innovación presentada inicialmente.
Por otra parte, es fundamental pensar en la necesidad que tiene la innovación, de tener un componente pragmático, es decir propiciar la búsqueda de elementos que ayuden a aterrizar lo inventado o, por lo menos, encontrar canales de comunicación adecuados para transmitir conocimiento a quien o quienes debe llegar. Algunos autores le llaman los entes interesados o stakeholders, refiriéndose a personas, empresas, gobiernos u organizaciones. Con esto, se evitaría la práctica que muchos centros de investigación realizan, pues hacen muy buenas investigaciones, descubrimientos importantes, en general avances ejemplares para las ciencias, pero todo el material recopilado sirve, muchas veces, para engrosar bibliotecas, terminando con abundantes libros empolvados, que no cumplen el rol principal para lo que fueron escritos, debido a que les cuesta bajar la ciencia a lo práctico y lo cotidiano. Aquí justamente cobra importancia el emprendimiento, representando la forma de llevar a cabo una acción, que permita ejecutar lo innovado, beneficiando antes mencionados entes interesados, que en su conjunto están llamados a palpar los resultados y beneficios de lo innovado, permitiendo sentar las bases para una mejor proyección de la ciencia en general.
Una de las mayores apuestas de cualquier emprendedor según Fernando Flores (2000), está dada con crear necesidades, es decir, cuando alguien crea algo, debe pensar que, quienes demandan el producto y/o servicio, en un futuro no muy lejano, tendrán que agregar a la lista de compras periódicas lo ofrecido. Son muchos los ejemplos que, efectivamente comprueban que, quienes crean necesidades son los mayores emprendedores a nivel mundial. Un claro ejemplo lo pueden representar los creadores de los computadores, celulares, las redes sociales, que hoy en día, son artefactos y servicios esenciales para la vida cotidiana, que con el paso del tiempo se han transformado en verdaderas necesidades.
Los elementos esenciales que debe tener presente cualquier emprendedor según Flores, Spinosa y Hubert (2000), son: Escucha efectiva, consistente en poner plena atención a los interlocutores, para darle la importancia que se merecen, haciendo de la interacción una enseñanza para quienes están dispuestos a interactuar. Establecer Compromisos serios que sean trascendentes a la hora de tomar decisiones, rescatando valores relacionados con la permanencia de acuerdos que, impliquen una responsabilidad por responder responsablemente de los acuerdos que se pueden tener. Procurar una Sensibilidad Histórica, lo cual se traduce a estar preparado con una base de conocimientos en cualquier momento, buscando tener siempre una opinión fundada frente al rubro en el cual se mueven. Entender el Trabajo en Equipo, como una de las armas a favor, para forjar un buen liderazgo emprendedor, incluyendo y valorando el aporte de cada una de las personas que se encuentran involucradas en un emprendimiento en particular. Fomentar la Acción Efectiva, lo cual implica llevar a cabo en concreto los compromisos asumidos, establecer una planificación adecuada, con metas y objetivos claros, lo cual termina siendo el resultado del emprendimiento, que permitirá proyectar lo innovado a través de un trabajo consiente de emprendimiento.
Por el lado de la innovación, existen varias teorías que refuerzan su importancia, sin embargo aquí se tomará en consideración un modelo impulsado por la Cámara de Comercio de Santiago, destinado fundamentalmente para las empresas, pero los elementos que consideran, se pueden asimilar al desarrollo innovador que puede tener una ciudad. El modelo utiliza como instrumento el llamado Índice de Cultura de Innovación (ICI) de los autores Rao y Wientraub (2012) de la Babson College de Boston, institución de gran importancia a nivel mundial relacionada con teorías de la innovación y el emprendimiento, el cual consiste en seis pilares fundamentales que se deben tomar en cuenta en una innovación, tales como: los recursos (personas, sistemas y proyectos), procesos (idear, afinar y capturar), éxito (externos, organizacional e individual), valores (emprendimiento, creatividad y aprendizaje), comportamiento (energizar, involucrar y habilitar) y clima (colaboración, seguridad y simplicidad). En fin, la aplicación de éste tipo de instrumentos, sirve para obtener información relevante de cómo se puede fomentar la innovación, presentando índices estandarizados, que pueden ayudar a empresas, instituciones y ciudades a establecer una verdadera cultura en pos de la innovación.
Existen ciudades, regiones, en Chile y en el mundo que se han tomado en serio la innovación y el emprendimiento, generando ambiciosas estrategias, con el fin de establecer un posicionamiento adecuado para ser referentes en sus diferentes tipos de emprendimientos, asociados básicamente a los ejes productivos que las caracterizan. No es casualidad que Silicon Valley (Estados Unidos), sea la ciudad más tecnológica del mundo, o que la ciudad Shanghai (China) sea la ciudad con mayor intercambio comercial a nivel mundial. En el caso de Chile, se tiene como ejemplo a la ciudad de Viña del Mar, que ha sido un referente en materia de turismo, pues aquellas ciudades en algún momento se plantearon el desafío de posicionarse en sus diferentes áreas, tomando las riendas de la innovación obteniendo resultados claramente positivos.
Lo que queda como enseñanza de todo esto, es que primero para propender a tener innovación y emprendimiento, debe haber una planificación, lo segundo es que cada ciudad, cada empresa, cada ente sujeto de emprender, debe fortalecer su vocación económica, lo cual termina por repercutir positivamente en el desarrollo económico y social local. Una forma de concretar una cultura innovadora y emprendedora en el ámbito local podría ser por ejemplo fijarse metas como crear la ciudad más sustentable, más limpia, más turística, más tecnológica, mejor productora de leche, mejor productora de vino, etc., ayudando a generar una competencia virtuosa que impulse a mejorar las condiciones de las ciudades.
Para ahondar más en éstas temáticas, la Universidad de Los Lagos en conjunto con la Universidad de Salamanca de España, está organizando, para éste fin de mes, un Congreso Académico y una Feria de Innovación y Emprendimiento, en la ciudad de Osorno, donde diferentes actores del mundo académico, empresarial, gubernamental y social podrán interactuar y definir lineamientos específicos para la Región, Provincia y Ciudades, que puedan servir como insumo para atreverse a innovar y emprender conociendo y analizando diferentes miradas acerca de los temas que se convocan.


Guido Asencio Gallardo, es académico de la Universidad de Los Lagos, Licenciado en Ciencias Contables – Contador Público y Auditor, Diplomado en Gestión Estratégica, Diplomado en Políticas Públicas, Mg(c) Ciencias Sociales y MBA(c) Latinoamericano. Escribe para esta columna en materias de RSE, Desarrollo Socio Económico y Políticas Públicas. Integrante Núcleo de Investigación Desafíos Regionales de la Universidad de Los Lagos.