Isla de Paquetá: la opción por un turismo sustentable

Ubicada en la parte noreste de la bahía de Guanabara en Río de Janeiro, se llega a la isla de Paquetá mediante los transbordadores muy económicos que parten de la Plaza XV (Centro de la ciudad), luego de un precioso recorrido de aproximadamente 60 minutos que regala unas vistas muy bonitas del puente Rio-Niteroi, de la ciudad, sus playas y sus morros. La isla de Paquetá se ha consagrado como Area de Preservación del Ambiente Cultural es la Isla de Paquetá, un lugar lleno de paz y tranquilidad que transporta al visitante a un tiempo diferente.

Se desconoce exactamente el origen del nombre de la isla, pero nos cuentan que Paquetá ya era conocida por sus pobladores originales, los indios Tamoios, desde antes de la llegada de los franceses y portugueses. Se cree que el nombre puede significar lugar con muchas conchas, muchas piedras o muchas pacas o pacaranas (conejillos de indias).

Pero el crecimiento de Paquetá fue impulsado sobre todo en el siglo XIX por la llegada del príncipe regente de Portugal don João VI a Río de Janeiro, ya que éste se convirtió en asiduo visitante de la isla debido principalmente a las supuestas cualidades medicinales del agua del pozo de São Roque. Algunas de las elegantes residencias construidas durante finales del siglo XIX y principios de XX todavía pueden verse en la isla.

La instauración de un servicio regular de barcas entre la isla de Paquetá y el centro de Río de Janeiro, unió definitivamente la isla a la ciudad.

 

Nuestro guía, el joven Irapuan, nos cuenta que la isla de Paquetá es un lugar peculiar, cuyas calles no asfaltadas sólo se pueden recorrer caminando, en bicicleta, en carros eléctricos. En la isla no hay  vehículos de combustión. Los vehículos electricos son usados principalmente en el turismo y cada uno puede transportar hasta 6 personas sentadas. La isla cuenta con pocos alojamientos, pero a buen precio.

Entre los principales atractivos cercanos al puerto de acceso y a la playa de los Tamoios, está la iglesia del Senhor Bom Jesus do Monte construida en 1763 y que conserva el estilo neogótico en su decoración interior, el Caramanchão dos Tamoios (cenador de los Tamoios), un pequeño mirador que ofrece lindas vistas de la costa, y el Cañón de Saudação a D. João VI, que se disparaba para dar la bienvenida al príncipe regente y luego rey de Portugal, Brasil y Algarbe, cada vez que visitaba la isla.

En la parte noroeste de la isla de Paquetá todavía puede verse la Capilla de São Roque, la primera en construirse en la isla y que data de 1698. Sólo abre los domingos a las 8:30 de la mañana para la celebración de la misa. A unos pasos de la capilla está el famoso Pozo de São Roque cuyas aguas, según la leyenda, curaron a don João VI de una úlcera en la pierna y, un poco más adelante, el centro cultural de la isla llamado Casa de Artes Paquetá (diariamente de 10:00 a 17:00 horas) que ofrece una muestra fotográfica sobre la historia de la isla.

En el extremo suroeste de Paquetá se encuentra el Parque Darke de Mattos, una reserva natural pero también un jardín romántico lleno de senderos, bosques, árboles centenarios y miradores como el Boa Vista, en el Morro da Cruz, que ofrece maravillosas imágenes panorámicas de la bahía de Guanabara.

Otra de las peculiaridades de Paquetá es que tiene el único cementerio de pájaros conocido en el mundo. Concebido por Pedro Bruno y Augusto Silva como símbolo de amor a la naturaleza y a los pájaros, en la actualidad es usado por los vecinos para enterrar a sus aves de compañía. Dentro del cementerio las figuras de dos aves blancas se han convertido en singulares monumentos llamados “O Pássaro Abatido” y el “Pouso do Pássaro Cansado”.

La Isla de Paquetá tiene varias playas de aguas tranquilas, pero lamentablemente en la actualidad no son muy recomendables para el baño ya que el agua no está en buenas condiciones. No obstante, los locales y algunos visitantes toman el sol y se dan baños en la playa da Moreninha (al norte) ya que es la que dispone de una mayor franja de arena y un mar algo más limpio.

En el lado derecho de esta playa se encuentra la famosa Piedra da Moreninha, una enorme formación rocosa en cuya parte alta hay un excelente mirador. Otra de las playas frecuentadas por residentes y visitantes es la playa José Bonifacio o da Guarda debido a que en ella es posible alquilar botes a pedales y kayaks y tomarse alguna bebida o comer algo en un par de pequeños bares cercanos.

En la playa de los Tamoios, muy cerca del puerto, hay varios árboles de baobab procedentes de África. Uno de ellos, con cientos de años de antigüedad y más de siete metros de circunferencia, es conocido como Maria Gorda. Cuenta la tradición local que el que besa a Maria Gorda encuentra la suerte, así que una visita a la Isla de Paquetá no estará completa sin realizar el famoso ritual.

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Fuente de información:

https://imaginariodejaneiro.com/alrededores/isla-de-paqueta/